De 2 semanas a 3 meses de dejarlo: Mejora la circulación y la función pulmonar aumenta. De 1 a 9 meses de dejarlo: La tos y la dificultad para respirar mejoran. Sus pulmones y las vías respiratorias tendrán más capacidad de manejar las mucosidades, limpiar los pulmones y reducir el riesgo de infección.
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